En esta oportunidad vamos a analizar de que se trata la subrogación hipotecaria. Una subrogación es un trámite por el cual podemos cambiar nuestro préstamo hipotecario de una entidad a otra. Esta operación tiene como principal objetivo conseguir una mejora en las condiciones económicas de nuestro préstamo, sin necesidad de cancelarlo y formalizar uno nuevo. En una subrogación hipotecaria solo podremos modificar los tipos de interés aplicados o el plazo de amortización, pero el resto de condiciones no podrán ser alteradas. Para esto, no es necesario el consentimiento de la entidad de crédito inicial, ni que la posibilidad de amortización anticipada conste en el préstamo hipotecario, aunque la entidad de crédito original puede evitar la subrogación si iguala o mejora la oferta de la segunda entidad, lo cual se denomina enervar la subrogación. Debemos tener en cuenta que una subrogación implica tener que asumir una serie de gastos, con lo cual la diferencia entre el ahorro que podemos lograr y estos gastos determinará si es interesante realizar la subrogación. Entre estos gastos se encuentran los de notaría, registro y gestoría, y a esto tendremos que sumarle la comisión de subrogación que hayamos firmado con nuestra actual entidad. Ahora bien, para decidir si la subrogación será rentable tendremos que calcular el dinero que podemos ahorrarnos gracias a las mejoras en las condiciones económicas, con lo cual una buena herramienta que podemos utilizar es un simulador de hipotecas. De esta manera si calculamos la cuota mensual con el actual tipo de interés, y realizamos el mismo cálculo con el tipo de interés que conseguiríamos a través de la subrogación, si el ahorro que lograríamos es superior a los gastos de la hipoteca la subrogación se convierte en una opción interesante.
